No pensé nunca que esperarte doliera tanto, mas que una espina,
mas que una noche de invierno,
espero, y la paciencia se diluye en mis dedos,
comienzo a fumar, abrir la puerta,
a mirar el reloj,
a no saber qué mas hacer,
si llamarte o seguir aqui,
conmigo, sin tu risa, sin nada que te recuerde,
que me libere de esta angustia,
que al fin te traiga y no sean sólo recuerdos.
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