martes, 8 de enero de 2013

30

Minutos que espero,
se eternizan los pájaros en la cornisa,
se vuelven de piedra,
todos los poemas están secos.
Las manos transpiradas,
no me dicen nada,
tus señales equívocas,
la mañana,
la tarde,
mi piel quemada,
los ojos heridos,
los instantes perdidos de este amor:
 nuestro rancio vino.


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