decías las cosas,
cuando no importaba si estabas sola o acompañada,
y las lágrimas eran lluvia para tu cara,
el tiempo se detenía en un suspiro, el sueño era real y la realidad un día por venir,
tus manos eran la tierra,
las puertas de la eternidad esa mirada,
el cielo y más allá lejos:
la sal,
la soledad,
vos,
melancolía.
*La imagen ha sido tomada de internet.
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