Domina la quietud,
te observo,
y en tus manos duerme la belleza y la crueldad del universo.
¡Ah! si se embebe mi boca con tu dulzura,
con tus sales,
con el agua de tus mares,
navego y suelo regresar...
...estás dormida,
¡estas asi!
me quedo, me enredo a tu piel,
me dejo llevar.
2 comentarios:
hola Mauricio
la última estrofa es un mito deseaso femenino
bello poema!!
hay sensibilidad debajo del cuajo de la piel
abrazos
Gracias Mabel.
Beso enooorme amiga.
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